lunes, 15 de agosto de 2011

¿Por qué comer germinados y brotes?

Las enfermedades son la consecuencia de cómo nos alimentamos, no podemos pensar que llegan a nosotros caídas del cielo. Vivir bien significa: ingerir diariamente lo mejor que nos ofrece la naturaleza. Impera el culto al exterior, es decir gastamos mucho en vestir, salir, vacaciones, coches, etc. pero poco en buscar alimentos sanos para nuestro organismo. ¿Realmente conocemos el significado de alimentarse? No es fácil mantener una buena salud con el modo actual de vida. Por eso, los germinados pueden ayudarnos si los añadimos a nuestra alimentación vegetariana. Los germinados son una fuente de salud y vida. Los germinados son alimentos vivos y esto aumenta su valor nutricional que se mantiene intacto hasta el momento en que se come.
Su riqueza en enzimas, clorofila, aminoácidos, minerales, aminoácidos, vitaminas, oligoelementos vivos y demás sustancias biológicas activadas los convierte en alimentos completos que contribuyen a corregir las carencias de la alimentación moderna, deteriorada con los procedimientos industriales. Al germinar muchas semillas -de cereales o leguminosas- se convierten en un alimento fácilmente asimilable porque liberan todos los nutrientes encapsulados y mejoran el valor nutricional de la propia semilla, de la planta o del fruto a la que hubiera dado lugar. Los brotes son un alimento pre-digerido, por lo tanto ayudan a su propia digestión, adecuados para estómagos delicados y permiten al organismo que descanse y se regenere. Se pueden cultivar y conservar fácilmente en casa, por lo tanto son muy económicos, además de tener la seguridad de consumir un producto que no ha sido adulterado ni rociado con insecticidas o fertilizantes químicos, se puede disponer en cualquier época del año con la garantía de que sus nutrientes son de alta calidad biológica pues de lo contrario la semilla no germinaría. El brote entero puede comerse, incluyendo las raíces y hojas. Son sencillos de preparar porque hay que consumirlos crudos, porque la cocción destruye gran parte de su contenido nutricional. Se comen crudos en ensaladas, salteados, en tortillas o formando parte de diversos platos cocinados, en estos se recomienda añadirlos al final para que no pierdan sus propiedades.
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